Durante la década del 30, Europa comenzó una escalada de violencia que derivó en una guerra y el Mundial de Francia no fue una excepción.

Poco a poco como se fue dando el crecimiento del fútbol, los líderes mundiales intentaron utilizarlo como propaganda a favor de su país. Así como Mussolini, o como más tarde haría Videla, Adolf Hilter vio en el Mundial de Francia 38 una gran oportundiad para demostrar uno de sus principios ideológicos mas importantes: "la superioridad aria".

A pesar de que la guerra no había comenzado, comenzaría recién un año después, meses previos al Mundial el gobierno de Alemania anexó al estado de Austria como parte de su territorio. Con intenciones de preparar al equipo para el Mundial, la selección alemana se enfrentó a su par de Austria en un partido que buscaba mostrar el buen ambiente que existía entre las dos naciones anexas.

El resultado fue un aviso de lo que podía pasar en el Mundial, ya que Austria derrotó con gran comodidad a Alemania, por 2 - 0. Esto comenzó a preocupar a las autoridades alemanas que no querían ir a Francia a pasar vergüenza.

Como primera medida resolvieron que así como habían anexado los estados, harían lo mismo con las selecciones, para tener la chance de disfrutar el gran juego alemán. El plan no salió tan bien, ya que la gran estrella austríaca, Sindelar, no disputó el Mundial por supuestos problemas físicos, aunque se argumenta que era por oposición al régimen.

Esto generó que Alemania continuara siendo una selección débil y se retirara del Mundial sin ganar ningún partido y siendo eliminada por la débil Suiza, equipo que empató 1 - 1 el primer partido y en la revancha lo venció por 4 - 2.

Con gran frustración se retiraron los alemanes del Estadio de Colombes, mientras el público local silbaba y entonaba la Marsellesa en una fotografía de lo que era la época. La gran enemistad que existía entre las dos naciones ya se manifestaba y lamentablemente se enfrentarían en una dramática guerra unos pocos meses después.