
Faltan 42 días
Hoy, en la cuenta regresiva para Brasil 2014, recordamos un histórico Italia-Francia en el que jugó un uruguayo de cada lado.

Selección italiana festejando el título en 1938
El 12 de junio de 1938 se disputó en el estadio de Colombes el partido de cuartos de final del Mundial entre franceses e italianos. Los últimos venían de ser campeones del mundo y buscaban el bicampeonato, habiendo vencido ya a Noruega en la primera fase, mientras que los locales habían derrotado a los belgas.
El enfrentamiento, que aparte tenía una gran dosis de tensión debido al clima que vivía Europa, tuvo otra particularidad. Italia alineó a Miguel Andreolo, un uruguayo que había partido a Italia hacía dos años para continuar su carrera en Bologna.
Mientras que en Francia jugó Héctor Cazenave, otro charrúa que también había buscado nuevos horizontes fichando para el club francés FC Sochaux-Montbeliard.
Italia partía como favorito, y lo demostraría con un gol de Colaussi que abrió el marcador. Los franceses no querían defraudar a su público y empataron un minuto después. La igualdad persistió hasta comenzado el segundo tiempo, cuando los italianos en los pies de Piola anotaron el segundo y definitivo gol.
Esa tarde se rompió una racha de nueve partidos sin que el local perdiera en un Mundial. Luego de las conquistas en su país de Uruguay (1930) e Italia (1934), Francia no pudo repetir y dio lugar a que un país no local conquistara el título por primera vez en la historia.
Mientras Cazenave se retiraba del Mundial sin pena ni gloria, y unos años después volvía a Uruguay a defender a Defensor Sporting, la figura de Andreolo comenzaba a tomar consideración mundial.
Quien no tuviera lugar ni en Nacional, ni en la selección uruguaya, pasaría a la historia por ser líder de una Italia que conquistó el bicampeonato mundial, aparte de volverse ídolo del Bologna donde logró cuatro títulos de Liga.
Todo una marca para Miguel Ángel Andreolo, el otro uruguayo campeón en Colombes.
El enfrentamiento, que aparte tenía una gran dosis de tensión debido al clima que vivía Europa, tuvo otra particularidad. Italia alineó a Miguel Andreolo, un uruguayo que había partido a Italia hacía dos años para continuar su carrera en Bologna.
Mientras que en Francia jugó Héctor Cazenave, otro charrúa que también había buscado nuevos horizontes fichando para el club francés FC Sochaux-Montbeliard.
Italia partía como favorito, y lo demostraría con un gol de Colaussi que abrió el marcador. Los franceses no querían defraudar a su público y empataron un minuto después. La igualdad persistió hasta comenzado el segundo tiempo, cuando los italianos en los pies de Piola anotaron el segundo y definitivo gol.
Esa tarde se rompió una racha de nueve partidos sin que el local perdiera en un Mundial. Luego de las conquistas en su país de Uruguay (1930) e Italia (1934), Francia no pudo repetir y dio lugar a que un país no local conquistara el título por primera vez en la historia.
Mientras Cazenave se retiraba del Mundial sin pena ni gloria, y unos años después volvía a Uruguay a defender a Defensor Sporting, la figura de Andreolo comenzaba a tomar consideración mundial.
Quien no tuviera lugar ni en Nacional, ni en la selección uruguaya, pasaría a la historia por ser líder de una Italia que conquistó el bicampeonato mundial, aparte de volverse ídolo del Bologna donde logró cuatro títulos de Liga.
Todo una marca para Miguel Ángel Andreolo, el otro uruguayo campeón en Colombes.