
¿Cómo contarlo?
En una final épica y hasta increíble, Danubio le ganó por penales a Wanderers y se consagró por cuarta vez Campeón Uruguayo.

La final del Campeonato Uruguayo 2013/2014 no solo pasará a la historia por ser la única entre dos equipos chicos, sino también por la increíble definición que tuvo. Danubio y Wanderers pasaron, en el mismo partido, del cielo al infierno muchas veces.
El que terminó con la sonrisa fue Danubio. Fue superior a Wanderers por un penal de diferencia, y con eso le bastó para consagrarse campeón por cuarta vez en su historia.
La emoción del trámite fue de menos a más. El primer tiempo fue bastante tranquilo. Danubio salió hacer su ya clásico plan: presionar bien arriba y defender intensamente para anular el juego bohemio.
Alfredo Arias sorprendió con una alineación novedosa, con línea de tres y dos volantes de creación que venían siendo suplentes: Cabrera y Albarracín.
Así se dio un juego parejo, donde Danubio pisaba más el campo rival pero Wanderers contaba con ciertos espacios para moverse arriba. De todos modos, ninguno de los dos estaba muy fino y las situaciones claras de gol no aparecían.
Hasta que a los 24' se soltó "Nacho" González por derecha y tiró un buen centro al área. Martiñones, por el medio, la quiso tocar y le salió tremenda habilitación para el segundo palo, por donde Leandro Sosa entró solo y la mandó a guardar.
Y ahí Danubio entró en su salsa. Con la ventaja en el marcador, tenía el escenario ideal para desarrollar su juego de marca y contragolpe. Wanderers quería pero no podía, y en 45 minutos tenía que encontrar lo que no había encontrado en toda la serie: un gol.
Sin perder tiempo, en el entretiempo Arias hizo un cambio ofensivo: Ramírez por Colombino. Y a los 8 minutos, cuando expulsaron a Emiliano Velázquez por doble amarilla, hizo otro: Gastón Rodríguez por Martín Díaz.
Wanderers se tiraba al todo o nada, mientras Danubio, con un hombre menos, se replgeaba atrás. Ramos sacó a todos los delanteros y metió defensas, con el objetivo de aguantar el cero.
Ahora el equipo bohemio ya no sufría la presión de Danubio y tenía toda la cancha para crear fútbol. Claro, tampoco la tenía tan fácil: en el área había un muro franjeado que le impedía entrar.
Los minutos pasaban y Wanderers, que ya era neto dominador, no podía vulnerar a Ichazo. La desesperación se empezaba a apoderar de los bohemios, pero apareció un salvador: Diego Riolfo.
El pequeño atacante arrancó un jugadón por el medio, dejó hombres por el camino, hizo una linda pared con Albarracín y, cara a cara con Ichazo, no lo perdonó y anotó el 1 - 1.
Las toneladas de alivio que obtuvo Wanderers con ese gol hicieron que el equipo tuviera cierto afloje, y no mantuviera el ritmo de ataques vertiginosos en los minutos finales.
Danubio, rifado en ataque a Mayada y González, se lamentó por no haber podido liquidarlo antes con algunos contragolpes claros que tuvo para hacerlo, y tampoco le dio el resto para ganarlo en los noventa.
Entonces se fueron al alargue. Ya habían expulsado a dos jugadores de cada lado y los que quedaban en cancha estaban fundidos. Se presagiaban 30 minutos de poco fútbol y muchos calambres, más una espera de los penales que otra cosa.
Pero el destino seguía ofreciendo sorpresas. Tras un primer chico que fue bastante monótono, con Wanderers teniendo la pelota pero sin profundidad, cayó en la hora un gol bohemio.
Los protagonistas: otra vez Riolfo y Albarracín. Esta vez fue Diego el que habilitó a Nicolás, quien definió con un gran zurdazo y desató la locura de Wanderers. Parecía partido liquidado, Wanderers estaba a quince minutos de ser Campeón Uruguayo.
En el segundo chico, obviamente, Danubio se fue con todo el resto que le quedaba a buscar el empate. El resto no era demasiado, pero tenía nombre y apellido: Camilo Mayada. El volante, corriendo cual si fuera el minuto 1, insistió una y mil veces.
Pero no alcanzaba: faltaba compañía, faltaba el último toque y, sobre todo, faltaba tiempo. Y otra vez el guionista de Dios hizo de las suyas. Casi en el último minuto del alargue, a Mayada, la figura, le quedó una bola increíble en el área y este le pegó de tijera, por arriba de Cristóforo.
Un tiro poco ortodoxo, pero que ni Maxi Olivera en la línea pudo sacar. La globa entró como pidiendo permiso por el segundo palo y el marcador pasó a estar 2 - 2.
La locura estaba instalada en el Parque Central. Danubio, el que había empezado ganando y se lo habían dado vuelta en el alargue, lo empató en el último suspiro.
Los penales, para colmo, también iban a tener rasgos increíbles. Los pateadores de Danubio arrancaron mucho más efectivos que los de Wanderers y rápidamente la Franja se puso 2-0 arriba en la definición.
Parecía que la copa se iba para Maroñas, pero, otra vez de forma increíble, Danubio tuvo dos penales para meterlos y liquidarlo, y los erró los dos. Y Wanderers, por el contrario, metió sus últimos dos tiros e igualó 2-2.
Todo era una demencia. Llegaron a la ronda del uno y uno. Cotugno metió, a Albarracín se lo atajó Ichazo, y Danubio fue el Campeón Uruguayo 2013/2014. Un cuento histórico, una final tremenda.
Ficha del partido:
WANDERERS: Federico Cristóforo; Emiliano Díaz, Gastón Bueno, Martín Díaz (53' Gastón Rodríguez); Mauricio Gómez (65' Diego Riolfo), Adrán Colombino (45' Kevin Ramírez), Santiago Martínez, Maximiliano Olivera; Nicolás Albarracín, Javier Cabrera; y Rodrigo Pastorini. DT: Alfredo Arias
DANUBIO: Salvador Ichazo; Matías De Los Santos, Emiliano Velázquez, Federico Ricca; Camilo Mayada, Gonzalo Porras, Fabricio Formiliano, Leandro Sosa (45' Guillermo Cotugno); Ignacio González; Diego Martiñones (53' Hugo Soria) y Bruno Fornaroli (61' Gastón Faber). DT: Leonardo Ramos
Goles: 24' Sosa (Danubio), 77' Riolfo (Wanderers), 105' Albarracín (Wanderers) y 118' Mayada (Danubio)
Penales: Porras, Mayada y Cotugno (Danubio); Cristóforo y Riolfo (Wanderers)
Amarillas: Bueno, Gómez, Cabrera, E. Díaz y Albarracín (Wanderers); Velázquez, Porras, De Los Santos, Fornaroli, Ricca y Mayada (Danubio)
Rojas: 51' Velázquez (Danubio), 67' Bueno (Wanderers), 87' Cabrera (Wanderers) y 90' De Los Santos (Danubio)
Jueces: Roberto Silvera, Mauricio Espinosa y Gabriel Popovits
Parque Central
El que terminó con la sonrisa fue Danubio. Fue superior a Wanderers por un penal de diferencia, y con eso le bastó para consagrarse campeón por cuarta vez en su historia.
La emoción del trámite fue de menos a más. El primer tiempo fue bastante tranquilo. Danubio salió hacer su ya clásico plan: presionar bien arriba y defender intensamente para anular el juego bohemio.
Alfredo Arias sorprendió con una alineación novedosa, con línea de tres y dos volantes de creación que venían siendo suplentes: Cabrera y Albarracín.
Así se dio un juego parejo, donde Danubio pisaba más el campo rival pero Wanderers contaba con ciertos espacios para moverse arriba. De todos modos, ninguno de los dos estaba muy fino y las situaciones claras de gol no aparecían.
Hasta que a los 24' se soltó "Nacho" González por derecha y tiró un buen centro al área. Martiñones, por el medio, la quiso tocar y le salió tremenda habilitación para el segundo palo, por donde Leandro Sosa entró solo y la mandó a guardar.
Y ahí Danubio entró en su salsa. Con la ventaja en el marcador, tenía el escenario ideal para desarrollar su juego de marca y contragolpe. Wanderers quería pero no podía, y en 45 minutos tenía que encontrar lo que no había encontrado en toda la serie: un gol.
Sin perder tiempo, en el entretiempo Arias hizo un cambio ofensivo: Ramírez por Colombino. Y a los 8 minutos, cuando expulsaron a Emiliano Velázquez por doble amarilla, hizo otro: Gastón Rodríguez por Martín Díaz.
Wanderers se tiraba al todo o nada, mientras Danubio, con un hombre menos, se replgeaba atrás. Ramos sacó a todos los delanteros y metió defensas, con el objetivo de aguantar el cero.
Ahora el equipo bohemio ya no sufría la presión de Danubio y tenía toda la cancha para crear fútbol. Claro, tampoco la tenía tan fácil: en el área había un muro franjeado que le impedía entrar.
Los minutos pasaban y Wanderers, que ya era neto dominador, no podía vulnerar a Ichazo. La desesperación se empezaba a apoderar de los bohemios, pero apareció un salvador: Diego Riolfo.
El pequeño atacante arrancó un jugadón por el medio, dejó hombres por el camino, hizo una linda pared con Albarracín y, cara a cara con Ichazo, no lo perdonó y anotó el 1 - 1.
Las toneladas de alivio que obtuvo Wanderers con ese gol hicieron que el equipo tuviera cierto afloje, y no mantuviera el ritmo de ataques vertiginosos en los minutos finales.
Danubio, rifado en ataque a Mayada y González, se lamentó por no haber podido liquidarlo antes con algunos contragolpes claros que tuvo para hacerlo, y tampoco le dio el resto para ganarlo en los noventa.
Entonces se fueron al alargue. Ya habían expulsado a dos jugadores de cada lado y los que quedaban en cancha estaban fundidos. Se presagiaban 30 minutos de poco fútbol y muchos calambres, más una espera de los penales que otra cosa.
Pero el destino seguía ofreciendo sorpresas. Tras un primer chico que fue bastante monótono, con Wanderers teniendo la pelota pero sin profundidad, cayó en la hora un gol bohemio.
Los protagonistas: otra vez Riolfo y Albarracín. Esta vez fue Diego el que habilitó a Nicolás, quien definió con un gran zurdazo y desató la locura de Wanderers. Parecía partido liquidado, Wanderers estaba a quince minutos de ser Campeón Uruguayo.
En el segundo chico, obviamente, Danubio se fue con todo el resto que le quedaba a buscar el empate. El resto no era demasiado, pero tenía nombre y apellido: Camilo Mayada. El volante, corriendo cual si fuera el minuto 1, insistió una y mil veces.
Pero no alcanzaba: faltaba compañía, faltaba el último toque y, sobre todo, faltaba tiempo. Y otra vez el guionista de Dios hizo de las suyas. Casi en el último minuto del alargue, a Mayada, la figura, le quedó una bola increíble en el área y este le pegó de tijera, por arriba de Cristóforo.
Un tiro poco ortodoxo, pero que ni Maxi Olivera en la línea pudo sacar. La globa entró como pidiendo permiso por el segundo palo y el marcador pasó a estar 2 - 2.
La locura estaba instalada en el Parque Central. Danubio, el que había empezado ganando y se lo habían dado vuelta en el alargue, lo empató en el último suspiro.
Los penales, para colmo, también iban a tener rasgos increíbles. Los pateadores de Danubio arrancaron mucho más efectivos que los de Wanderers y rápidamente la Franja se puso 2-0 arriba en la definición.
Parecía que la copa se iba para Maroñas, pero, otra vez de forma increíble, Danubio tuvo dos penales para meterlos y liquidarlo, y los erró los dos. Y Wanderers, por el contrario, metió sus últimos dos tiros e igualó 2-2.
Todo era una demencia. Llegaron a la ronda del uno y uno. Cotugno metió, a Albarracín se lo atajó Ichazo, y Danubio fue el Campeón Uruguayo 2013/2014. Un cuento histórico, una final tremenda.
Ficha del partido:
WANDERERS: Federico Cristóforo; Emiliano Díaz, Gastón Bueno, Martín Díaz (53' Gastón Rodríguez); Mauricio Gómez (65' Diego Riolfo), Adrán Colombino (45' Kevin Ramírez), Santiago Martínez, Maximiliano Olivera; Nicolás Albarracín, Javier Cabrera; y Rodrigo Pastorini. DT: Alfredo Arias
DANUBIO: Salvador Ichazo; Matías De Los Santos, Emiliano Velázquez, Federico Ricca; Camilo Mayada, Gonzalo Porras, Fabricio Formiliano, Leandro Sosa (45' Guillermo Cotugno); Ignacio González; Diego Martiñones (53' Hugo Soria) y Bruno Fornaroli (61' Gastón Faber). DT: Leonardo Ramos
Goles: 24' Sosa (Danubio), 77' Riolfo (Wanderers), 105' Albarracín (Wanderers) y 118' Mayada (Danubio)
Penales: Porras, Mayada y Cotugno (Danubio); Cristóforo y Riolfo (Wanderers)
Amarillas: Bueno, Gómez, Cabrera, E. Díaz y Albarracín (Wanderers); Velázquez, Porras, De Los Santos, Fornaroli, Ricca y Mayada (Danubio)
Rojas: 51' Velázquez (Danubio), 67' Bueno (Wanderers), 87' Cabrera (Wanderers) y 90' De Los Santos (Danubio)
Jueces: Roberto Silvera, Mauricio Espinosa y Gabriel Popovits
Parque Central