“No pensé, la crucé y la metí contra el palo”

Albarracín y el gol que seguramente más gritó en su vida. El pibe de Wanderers, héroe del triunfo ante Defensor, habló con PDA.

_mjm0165.jpg
La tribuna visitante queda vacía. Pero los hinchas de Wanderers no se van; se quedan en la avenida Herrera y Reissig esperando la salida de los jugadores bohemios. Cientos cantan un “Vení, vení, cantá conmigo…” dedicado a Alfredo Arias, muy cuestionado en algún momento por algunos hinchas pero hoy idolatrado por el producto de varios años de trabajo al frente del equipo.
 
Pero el que más resuena en el Parque Rodó es el “Vamo’ vamo’ los pibes”. Y uno de esos tantos pibes que integran el plantel bohemio es Nicolás Albarracín, que con un golazo le dio un triunfo tremendo a Wanderers para quedar a un paso del título. Mientras en el vestuario festejan, el 20 sigue sin poder llegar: los periodistas, que hoy son más que durante todo el año casi, no paran de entrevistarlo, y nosotros tampoco nos apiadamos de él.

 
¿Cuántas notas te habían hecho en tu vida y cuántas en estos 10 minutos desde que terminó el partido?
 
No sé cuántas me habían hecho, pero hoy todavía no pude entrar al vestuario (risas), pero contento, muy contento.
 
¿Qué pensaste cuando te quedó la pelota para definir y qué porcentaje del gol tiene Riolfo por el pase que te dio?
 
Él tiene el 90% casi. Porque siempre en las prácticas, cuando jugamos con los suplentes o los titulares, siempre toco y sigo corriendo; si me llega, me llega, si juega para el otro lado, juega para el otro lado. Esta vez el amagó, yo le grité y me dejó solo contra el golero. Cuando llegué frente a Irrazábal no pensé, la crucé y gracias a Dios la metí contra el palo.
 
¿Qué significa para vos, que sos producto de la cantera del club, volver de tu paso por Italia y estar a punto de conseguir algo histórico con Wanderers?
 
Muy feliz, muy feliz. A uno que está desde los 5 años en el club, que es hincha de Wanderers le encanta pelear estas cosas. Y más ante un rival como Defensor, que incluso a nivel de hinchada es un rival directo. Poder ganarle así, y más por cómo se dio el partido; igual, si fuera Defensor, Peñarol o Nacional nosotros teníamos que ganar. Lo ganamos, y el fin de semana que viene, si Dios quiere, vamos a festejar.
 
¿Cómo se hace, en un plantel tan joven y quizá no habituado a estar definiendo el torneo, mantener los pies en la tierra y no festejar de antemano?
 
Nosotros estamos tranquilos. Por suerte tenemos al “Chapa”, que es uno de los más experientes y siempre está; ha peleado cosas importantes acá en Wanderers, en Nacional, en todos los lugares donde estuvo, y él siempre nos dice que estemos tranquilos, que todavía no ganamos nada. Ahora no tememos nada, tenemos la alegría de que ganamos pero ya mañana hay que concentrarse en El Tanque porque no nos sirve empatar; tenemos que ir a ganar y quedarnos con el Clausura y la Anual que sería una alegría inmensa para nosotros.
 
La alegría en el ambiente es tremenda, y contagia. Es que, al hincha del fútbol, le queda la sensación de que, por un rato al menos, “ganaron los buenos”. Un plantel de pibes que juega bárbaro al fútbol y que siempre juega para ganar. Afuera, los hinchas agarran de bombo al ómnibus del plantel, a la parada, a los árboles, a lo que haya a mano. Son esos momentos donde uno entiende aquella frase: “Qué lindo que es el fúbol, pibe”.