Un Río en el horizonte
El atletismo uruguayo creció mucho y empezó a conseguir marcas dignas de finales olímpicas.
Foto: Marcelo Szwarcfiter.
El atletismo brilló en esta edición de los Juegos Odesur disputada en Santiago; por donde se lo mire. Medallas, récords, marcas personales, clasificaciones a Mundiales, todo.
El trabajo que se viene realizando desde hace un tiempo en la Confederación Atlética del Uruguay comenzó a dar sus frutos a nivel internacional y, en un país donde los resultados mandan, parece que ese modo de organizarse debe transformarse en el modelo a seguir.
Déborah Rodríguez es, tal vez, la atleta que más representa este crecimiento demostrándolo competencia tras competencia. Sin embargo, todo empieza desde abajo y las participaciones de las jóvenes Cecilia Rodríguez, María Pía Fernández y Lorena Aires también apoyan esta idea.
Sumado a eso, Emiliano Lasa sigue batiendo récords, Andrés Silva muestra una gran mejora tras un tiempo sin cosechar buenas actuaciones y un sinfín de jóvenes promesas comienza a dar que hablar.
Los números no mienten y, si se sigue por este camino, permiten soñar.
Andrés Silva corrió los 400 metros vallas de los Odesur en 49.57 segundos, algo que le hubiese permitido meterse en las semifinales de los últimos dos Juegos Olímpicos. En Londres, donde lamentablemente su actuación no estuvo a la altura al marcar 53.38 segundos, el último clasificado por tiempos paró el reloj en 49.78 segundos; mientras que en una de las series un ucraniano accedió con un tiempo de 50.13 segundos.
En Beijing 2008, Silva no corrió esta competencia sino que participó en los 400 metros llanos. El tiempo más lento para acceder a semis registrado en los 400 metros vallas fue de 49.61 segundos, por lo que también hubiese accedido a la siguiente instancia.
“Sin duda alguna, lo del viernes fue el logro más importante hasta ahora en mi carrera deportiva, no solo por el hecho de conseguir el 2do puesto y el récord Nacional de 7,94, sino por haber logrado competir de igual a igual y buscando llegar a lo más alto en el torneo más importante a nivel continental, que forma parte del primer escalón de preparación hacia Rio 2016!”, publicó Emiliano Lasa en su Facebook.
La meta, evidentemente, está puesta en el futuro, en Río 2016. Pero, ¿qué tal si miramos seis años para atrás y traemos los resultados de las últimas dos citas olímpicas? Si bien, la marca que debe conseguir Emiliano para acceder a Río es de 8.10 metros, lo hecho en Santiago le hubiese permitido meterse en la final de ambos eventos.
En China, el checo Roman Novotny fue el último clasificado marcando, precisamente, 7.94 metros en su salto. Por otra parte, cuatro años más tarde, el último clasificado a la final de salto largo fue el alemán Sebastian Bayer al saltar 7.92 metros (dos centímetros menos que la marca de Lasa). Es decir, Emiliano podría haberse metido en ambas finales.
Volviendo a los 400 metros vallas, pero en la rama femenina, el tiempo realizado por Déborah en Santiago está muy cerca de los tiempos de clasificación a una semifinal olímpica. Teniendo en cuenta los últimos dos Juegos, los tiempos más lentos para clasificar a las semis fueron de 56.37 en China y de 56.47 segundos en la cita británica.
Fue en Londres donde la joven corredora rompió su récord nacional (en aquel momento 57.04), dejando en claro que no le pesan las grandes competencias. Desde ahora a Río faltan dos años, por lo que bajar su tiempo debe estar en sus planes perfectamente.
¿Esto quiere decir que en los próximos Juegos tendremos deportistas disputando finales? No, lejos de querer decir eso, primero hay que clasificar. ¿Que pelearemos por medallas olímpicas? Menos que menos. Simplemente es una comparación numérica, manejando los “números fríos”, sin tener en cuenta cómo llega cada atleta o en qué momento de su carrera se encuentra.
¿Qué pasará en Río 2016? Algo indescifrable. Lo bueno es que todavía queda mucho camino por recorrer.
El trabajo que se viene realizando desde hace un tiempo en la Confederación Atlética del Uruguay comenzó a dar sus frutos a nivel internacional y, en un país donde los resultados mandan, parece que ese modo de organizarse debe transformarse en el modelo a seguir.
Déborah Rodríguez es, tal vez, la atleta que más representa este crecimiento demostrándolo competencia tras competencia. Sin embargo, todo empieza desde abajo y las participaciones de las jóvenes Cecilia Rodríguez, María Pía Fernández y Lorena Aires también apoyan esta idea.
Sumado a eso, Emiliano Lasa sigue batiendo récords, Andrés Silva muestra una gran mejora tras un tiempo sin cosechar buenas actuaciones y un sinfín de jóvenes promesas comienza a dar que hablar.
Los números no mienten y, si se sigue por este camino, permiten soñar.
Andrés Silva corrió los 400 metros vallas de los Odesur en 49.57 segundos, algo que le hubiese permitido meterse en las semifinales de los últimos dos Juegos Olímpicos. En Londres, donde lamentablemente su actuación no estuvo a la altura al marcar 53.38 segundos, el último clasificado por tiempos paró el reloj en 49.78 segundos; mientras que en una de las series un ucraniano accedió con un tiempo de 50.13 segundos.
En Beijing 2008, Silva no corrió esta competencia sino que participó en los 400 metros llanos. El tiempo más lento para acceder a semis registrado en los 400 metros vallas fue de 49.61 segundos, por lo que también hubiese accedido a la siguiente instancia.
“Sin duda alguna, lo del viernes fue el logro más importante hasta ahora en mi carrera deportiva, no solo por el hecho de conseguir el 2do puesto y el récord Nacional de 7,94, sino por haber logrado competir de igual a igual y buscando llegar a lo más alto en el torneo más importante a nivel continental, que forma parte del primer escalón de preparación hacia Rio 2016!”, publicó Emiliano Lasa en su Facebook.
La meta, evidentemente, está puesta en el futuro, en Río 2016. Pero, ¿qué tal si miramos seis años para atrás y traemos los resultados de las últimas dos citas olímpicas? Si bien, la marca que debe conseguir Emiliano para acceder a Río es de 8.10 metros, lo hecho en Santiago le hubiese permitido meterse en la final de ambos eventos.
En China, el checo Roman Novotny fue el último clasificado marcando, precisamente, 7.94 metros en su salto. Por otra parte, cuatro años más tarde, el último clasificado a la final de salto largo fue el alemán Sebastian Bayer al saltar 7.92 metros (dos centímetros menos que la marca de Lasa). Es decir, Emiliano podría haberse metido en ambas finales.
Volviendo a los 400 metros vallas, pero en la rama femenina, el tiempo realizado por Déborah en Santiago está muy cerca de los tiempos de clasificación a una semifinal olímpica. Teniendo en cuenta los últimos dos Juegos, los tiempos más lentos para clasificar a las semis fueron de 56.37 en China y de 56.47 segundos en la cita británica.
Fue en Londres donde la joven corredora rompió su récord nacional (en aquel momento 57.04), dejando en claro que no le pesan las grandes competencias. Desde ahora a Río faltan dos años, por lo que bajar su tiempo debe estar en sus planes perfectamente.
¿Esto quiere decir que en los próximos Juegos tendremos deportistas disputando finales? No, lejos de querer decir eso, primero hay que clasificar. ¿Que pelearemos por medallas olímpicas? Menos que menos. Simplemente es una comparación numérica, manejando los “números fríos”, sin tener en cuenta cómo llega cada atleta o en qué momento de su carrera se encuentra.
¿Qué pasará en Río 2016? Algo indescifrable. Lo bueno es que todavía queda mucho camino por recorrer.